CUANDO UNO PIERDE A ALGUIEN ES UN GRAN CAMBIO EN LA VIDA
Nuestra vida está llena de días especiales, tanto en relación con otros como con las circunstancias que nos rodean, y que nos recuerdan o actualizan la pérdida de un ser querido de una forma aguda; estos días, colectivamente conocidos como "días festivos", incluyen el día del padre o de la madre, día de los novios o del amor, las fiestas nacionales, la pascua y la semana santa, las reuniones familiares anuales, los aniversarios, el día de las brujas, los cumpleaños, el día del trabajo, el cambio de estación, el día de los difuntos, día de la semana en que falleció, hora del fallecimiento, otros días conmemorativos y, muy particularmente, la navidad.
Nuestras tradiciones, rituales y aún la comida especial de ese día son un recuerdo constante de nuestra pérdida. Son épocas del año en donde los sentimientos de pérdida se ven siempre magnificados, si bien más en unos días que en otros según las propias tradiciones familiares. Algunas veces no somos conscientes de ello y del cómo nos afectan, incluida la aflicción anticipatoria: ante los días especiales, no es extraño que se anticipe el malestar unos días antes y se sienta uno mal antes de que ellos sucedan, durante y unos días después. Estamos más irritables, deprimidos y ansiosos y los niveles de energía disminuyen.
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